31 jul 2009

Una deuda pendiente


Celebraban el final del curso y el patio del instituto era un ir y venir de adolescentes.

Apoyado en un árbol, él esperó a que ella apareciera.
Reconoció su menuda figura entre el gentío, observo su lento caminar avanzando hacia él.
Sin alzar la cabeza, la miraba mientras fingía estudiar física ¡qué guapa estaba aquel día con ese vestido de tirantas! ¡Qué guapa estaba todos los días daba igual lo que llevara! Tenía que decirle cuánto la quería, hoy era su última oportunidad Debía dejar atrás sus miedos.
Deseó por un momento ser esa carpeta a la que ella abrazaba.
Contempló la forma en que la brisa mecía su melena rojiza cosquilleando sus hombros desnudos. ¿Por qué llevaba siempre el pelo suelto? Por una vez, le hubiese gustado ver su rostro al completo. No importa, pensó, se conocía cada milímetro de su fisonomía. Furtivamente había cogido una fotografía del anuario escolar, eso ocurrió a principio de curso y siempre la llevaba en el bolsillo de la camisa, junto a su corazón.
Todas las noches la observaba, conocía cada lunar de su rostro, la infinidad de diminutos lunares que había intentado contar y que nunca daban un mismo resultado. La quería, ¡cuánto la quería! y era incapaz de decírselo… ¿Cómo iba a fijarse ella en un blanquecino gafotas como él?
Pasó de largo frente a él con la mirada baja, dejando tras de sí un inconfundible olor a fresa.

Hoy tampoco me ha mirado, se dijo ella. Me he puesto mi mejor vestido y ni siquiera se ha dado cuenta.
Lo observaba siempre que él no miraba, en clase, en el recreo, en los pasillos… ¡Qué guapo es! ¡Y qué alto! ¿Cómo puedo pensar si quiera que pueda fijarse en mí? En una muchacha bajita y pecosa
Le atraía todo de él, su pelo albino, sus ojos claros tras aquellas gafas que lo hacían parecer tan interesante. Le encantaba su sonrisa, era tan simpático con las demás chicas, no comprendía porqué a ella la ignoraba.
Quería decirle cuánto lo quería. Era el último día de clase, mañana tomarían rumbos diferentes. Sin embargo su cobardía siempre predominaba.


Caminaban cogidos de la mano, eternizando el paseo por el jardín.
- ¿He dicho hoy cuánto te quiero? – dijo él
- Creo que mil veces – respondió ella creando un gesto de complicidad.
- Aun no es suficiente – respondió el anciano.

Dos enfermeras contemplaban el ritual.
- ¿Siempre es así? – preguntó la más joven.
- Todos lo días desde hace un año – respondió la supervisora. – Ella llegó a la residencia hace tres, cuando recién tenía cumplidos los setenta y nueve. Se había quedado viuda y al no tener hijos estaba muy sola. Fue entonces cuando me confesó su historia.
Se enamoró de él en el instituto, pero su timidez impidió decirle nada. Cada uno siguió caminos distintos. Sin embargo ella jamás lo olvidó.
Imagínate la sorpresa cuando aquél día lo vio aparecer por la puerta. Ambos se reconocieron de inmediato. Sus miradas lo dijeron todo, comprendí que él también estuvo enamorado y que no la había conseguido olvidar.
Desde ese día caminan juntos cogidos de la mano. Dicen que tienen una deuda pendiente el uno con el otro. Se deben muchos “te quiero”, todos los que no se han dicho durante los sesenta y cuatro años que han estado separados.
Los ojos de la joven enfermera comenzaron a vidriarse mientras observó que tomaban asiento en un banco cerca de ellas.

- Te he dicho hoy cuánto te quiero – dijo la anciana.
- Mil veces pero no las suficientes- respondió él acariciando su mejilla.

16 comentarios:

Guardiana de la Vega dijo...

OOH qué tierno!qué relato más bonito, sensible y conmovedor. Me encanta, de veras.
Cuando te parezca, recopilas todos los que tienes en algo parecido a un libro que "alguien" te regalará en blanco. Ya veremos lo que encontramos, pero eso será mientras los publicas.
Besos desde la acera de enfrente.

Katy dijo...

Precioso relato. Muy tierno y de final feliz.
Gracias por tu comentario en mi blog. Yo si conozco Sevilla, maravillosa. Estuve tambien en la expo. Poco a poco iré subiendo mis viajes, lo que pasa es que tengo el escaner estropeado y sin fotos resulta algo más aburrido.
Un abrazo

Blanca Miosi dijo...

Una historia tierna y contada desde la perspectiva de uno y otra. Bien hecho, MJesus, has logrado emocionarme.

Besos,
Blanca

Carolina dijo...

Me has emocionado mucho, mucho, y has conseguido que mis ojos se "vidriasen" conteniendo una lágrima. Precioso Mjesús, de corazón, y muy bien escrito. Besos lacrimosos!

Unknown dijo...

OK. Guardiana, ya hablamos sobre el tema.
Un beso desde la casa que hay frente a tu piso (creo que suena mejor jeje)

Unknown dijo...

Te lo agradezco. Katy. Espero que soluciones pronto lo del escáner, me gustara seguir disfrutando de tus viajes.
Besos

Unknown dijo...

Quería dejar patente, que a veces o siempre, nuestros propios criterios difieren mucho de las opiniones que tengan los demás hacia nosotros
Un fuerte beso para ti, Blanca.

Unknown dijo...

Carolina, quizás yo sea algo perversa pero me ha gustado saber que tus ojos se han humedecido jeje.
Gracias por tu comentario.

Yaras dijo...

Precioso nena. Creo que he visto demasiado cine, me recuerda a una película también, pero no sé decirte el título ajajaj.

Por cierto ya tengo El corazón de nácar en mi poder ejejejej y ya comencé a releerlo jijiji

Lo dicho, un relato precioso, como casi la vida misma, porque son pocos los que no dicen nada en su juventud por miedo a ser rechazados y se reencuentran en la vejez aún enamorados.

Bsitos ^-^

Unknown dijo...

Gracias Yaras. Espero que "El corazón de nácar" no te recuerde a otra película jeje.
Besos, muchos besos.

Yaras dijo...

ajajajaj, la primera vez que lo leí no me recordó a nada tranqui ^^

Katy dijo...

Hola Mª Jesús. En mi blog tienes un premio por estar ahi. Está en Pasitos Cortos. Espero que lo recojas porque va concariño. Un abrazo

Katy dijo...

Hola Mª Jesús. Tu te llevas el premio y punto. No hace falta que sigas las reglas. Por mi puedes pasar. Si quieres respondes a las pregunras porque es agradable saber algo más de ti y ya está. Y pones que se lo das a todas las amigas de ahora y las que vendran.
No te preocupes. Un beso

Verónica Valenzuela dijo...

Hola m.jesús.
Soy amiga de la brujita de clará.
he visto que te has hecho seguidora de miblog y me he pasado por el tuyo.
Escribes de fábula,
y este relato me ha hecho llorar de verdad porque mi marido y yo nos conocimos en el instituto.
y nos pasaba igual, mucho mirar y nada que decir aunque nos muriesemos por dentro.
Afortunadamente yo no callémi amor por él y llevamos juntos casi 20 años.
Gracias a tí , he revivido de nuevo lo que es estar enamorada a los 16 años.

Unknown dijo...

Perdona, Morgan por mi demora en contestarte. Últimamente estoy un poco liada y se me van las cosas.
Me alegra mucho que te guste mi relato, y aun más que te haya hecho recordar y emocionarte.
He estado buscando tu blog y no doy con él. ¿podrías volver a dármelo? lo siento, pero no recuerdo el nombre de tu blog y me gustaría volver a leerlo.
Besos y nuevamente lo siento.

Verdial dijo...

Enternecedor, y sabes, envidia me da de amores así, perdidos y encontrados.

Chica, me tienes enganchada.

Besos