
Estoy deprimida y decepcionada.
Sí, aunque no suelo estarlo habitualmente, en estos momentos estoy desengañada de las personas.
Me gustaría utilizar éste blog para dejar una queja, aunque supongo que quedará en el aire, pues nadie puede hacer nada al respecto.
Mi hijo entró a trabajar hace unos meses en su antigua empresa. Resulta que la empresa ha quebrado y no pueden pagar a los trabajadores. Ha trabajado gratis, echando un buen puñado de horas extras, le deben cerca de tres mil euros (y no tiene esperanza de cobrarlos)
Comenzó a buscar empleo dejando curriculum por todos lados. Él es herrero, pero se adapta a todo y estaba dispuesto a aceptar lo que le viniese.
Resulta que tuvo una entrevista para entrar a trabajar cargando y descargando camiones de frutas. El “señor” le dijo que la jornada era desde la una y media de la madrugada hasta que se terminara (no había hora establecida, podía ser las dos o las tres de la tarde). Él aceptó, está desesperado, le viene un hijo en camino y necesita ahorrar.
Bien, pues resulta que el “señor” y él, acordaron y se estrecharon las manos, en que entraría el lunes a trabajar.
Mi hijo estaba feliz, dijo que mientras no encontrara algo de su oficio, aguantaría ahí, que por lo menos tendría algún dinero para pagar la hipoteca de la casa.
Al día siguiente, se enteró por un amigo que el “señor” había contratado a un nuevo trabajador. Por lo visto también le hizo la entrevista y le ofreció menos dinero, el otro chico aceptó y éste “señor” no se lo pensó (ni siquiera contactó con mi hijo para hacerle una nueva oferta). ¿No es una putada? perdón por la expresión, pero no me sale otra palabra que sea más suave.
No es justo, de verdad que no es justo, ¿porqué se aprovechan de esa manera? Ya se que la crisis es para todos, y que el empresario tiene que mirar por su empresa. Pero si se da una palabra, se da. Podía haberle dicho que lo pensaría, que tenía que dar más entrevista; no sé cualquier excusa. Lo que no debe hacer nunca es dar su promesa y luego desilusionar a la persona.
Lamento colocar una entrada tan pesimista, pero necesitaba hacer la protesta.
Sí, aunque no suelo estarlo habitualmente, en estos momentos estoy desengañada de las personas.
Me gustaría utilizar éste blog para dejar una queja, aunque supongo que quedará en el aire, pues nadie puede hacer nada al respecto.
Mi hijo entró a trabajar hace unos meses en su antigua empresa. Resulta que la empresa ha quebrado y no pueden pagar a los trabajadores. Ha trabajado gratis, echando un buen puñado de horas extras, le deben cerca de tres mil euros (y no tiene esperanza de cobrarlos)
Comenzó a buscar empleo dejando curriculum por todos lados. Él es herrero, pero se adapta a todo y estaba dispuesto a aceptar lo que le viniese.
Resulta que tuvo una entrevista para entrar a trabajar cargando y descargando camiones de frutas. El “señor” le dijo que la jornada era desde la una y media de la madrugada hasta que se terminara (no había hora establecida, podía ser las dos o las tres de la tarde). Él aceptó, está desesperado, le viene un hijo en camino y necesita ahorrar.
Bien, pues resulta que el “señor” y él, acordaron y se estrecharon las manos, en que entraría el lunes a trabajar.
Mi hijo estaba feliz, dijo que mientras no encontrara algo de su oficio, aguantaría ahí, que por lo menos tendría algún dinero para pagar la hipoteca de la casa.
Al día siguiente, se enteró por un amigo que el “señor” había contratado a un nuevo trabajador. Por lo visto también le hizo la entrevista y le ofreció menos dinero, el otro chico aceptó y éste “señor” no se lo pensó (ni siquiera contactó con mi hijo para hacerle una nueva oferta). ¿No es una putada? perdón por la expresión, pero no me sale otra palabra que sea más suave.
No es justo, de verdad que no es justo, ¿porqué se aprovechan de esa manera? Ya se que la crisis es para todos, y que el empresario tiene que mirar por su empresa. Pero si se da una palabra, se da. Podía haberle dicho que lo pensaría, que tenía que dar más entrevista; no sé cualquier excusa. Lo que no debe hacer nunca es dar su promesa y luego desilusionar a la persona.
Lamento colocar una entrada tan pesimista, pero necesitaba hacer la protesta.