Somos muchos los que perdemos la mitad de la vida en desear cosas que podríamos alcanzar, si no perdiéramos la mitad del tiempo en desearlas.
1 ene 2010
Regalo de Navidad
Había un hombre que trabajaba en la oficina de correos, procesando las cartas que traían la dirección ilegible.
Un día llegó a sus manos una carta con escritura temblorosa y que iba dirigida a Dios, pero no tenia dirección alguna. Como esa carta no iba a ir a ningún lado, decidió abrirla para ver de qué se trataba.
“Querido Dios: Soy una viuda de 84 años que vive de una pequeña pensión. Ayer alguien me robó el monedero, que tenía 600 euros. Era lo que me quedaba para el mes, y ahora voy a tener que esperar hasta el mes que viene. No sé qué hacer. El próximo domingo es Navidad y había invitado a dos amigas mías a cenar, pero sin dinero, no tendré qué ofrecerles; no tengo ni comida para mí. No tengo familia y eres todo lo que tengo, mi única esperanza. ¿Me podrías ayudar? ¡Por Favor! Sinceramente, María”
Fue tal el impacto que la carta causó al empleado postal, que éste decidió mostrarla a sus compañeros de trabajo. Todos quedaron sorprendidos, y comenzaron a buscar en sus bolsos y carteras. Al final de la tarde habían hecho una colecta de 520 euros. Los guardaron en un sobre y lo mandaron a la dirección de María. Esa tarde, todos los empleados que cooperaron sintieron una gran satisfacción que tal vez no experimentaban desde hacía mucho tiempo, al saber lo que habían hecho por María y sus amigas. Llegó la Navidad y se fue. Algunos días después de la Navidad, llegó a la oficina de correos otra carta de María. La reconocieron inmediatamente por la escritura y porque iba dirigida a Dios. La abrieron y todos con curiosidad leyeron lo que decía:
“Querido Dios: Con lágrimas en mis ojos y con todo el agradecimiento de mi corazón te escribo estas líneas para decirte que hemos pasado, mis amigas y yo, una de las mejores Navidades de la vida. Y todo por tu maravilloso regalo. Debes saber que siempre hemos sido fieles a tu mandato y hemos guardado todos tus mandamientos, tal vez esa sea la razón de tu benevolencia con nosotras. ¡Gracias, Dios!
Por cierto, faltaban 80 euros. Seguro que se los han quedado, esos hijos de… esos sinvergüenzas de Correos...
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7 comentarios:
Genial Mª Jesus.Me he reido un buen rato
Gracias por la sonrisa
Abrazos
Feliz Año Mª Jesús y ojalá no seamos nunca tan desconfiadas como nuestra amiga de tu cuento.
Besos
Hola Mjesus!! Muy bueno amiga!!Y ojalá siempre sepamos agradecer lo que nos dan con cariño sin ver el lado opuesto.
FELIZ 2010 AMIGA!!
BESOSSSSSSS
buenas noches amiga que bonito relato, que tengas un lindo sabado, y feliz año 2010 besos..
Hace ya algún tiempo que me llegó por e-mail y me reí un rato. Al final, siempre aparece la mala fama de los de siempre. Vaya por Dios.
Jajaja, qué buenooooo, MªJesús...Al mismo tiempo esperanzador y divertido.
Pobre gente la de correos!
Gracias por compartirlo, amiga.
Besitos y Feliz Año.
Pilar
Mi hermana es funcionaria de correos, por lo tanto ahora me toca un poquito más hondo. A ella también le hizo “mucha gracia” la anécdota jejeje.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
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